lunes, 23 de agosto de 2010

¡Hola Papis!

¿Cómo están?. Soy ese bebé que está calentito, nadando en la panza de mi mamá, esperando nacer.

Soy ese bebé indefenso que llora, come y duerme todo el día, que recién nació.

Soy ese torbellino que los enloquece y crece cotidianamente.

Quería contarles algo... ¡muy importante!: ustedes dirán -¡qué sabe este chiquitín malcriado, sinvergüenza, entrometido en las cosas de los grandes!... ¡bah! un pequeño aprendiz de chanta.-

Pero... seguro que no saben porqué es tan importante que me controlen mensualmente con un médico de nenes preciosos como yo (modestia aparte):
sirve para...y abran bien los oidos que de esto no saben nada "grandotes"...

Acompañar mi crecimiento, pesarme, medirme, ver cómo aumenta de tamaño esta cabezota que, algún día, inventará cosas rarísimas, o estudiará, o será abogada, o médica, o simplemente ingeniará muchos pero muchísimos líos...

Prevenir enfermedades con las vacunas, vitaminas, hierro o cualquiera de esas bebiditas feísimas que esos otros "grandotes" nos dan.

Detectar enfermedades cuando están apareciendo.

Saber porqué es tan importante la leche de la teta de mi Mami.

Enseñarles cómo me tienen que sacar los pañales para que aprenda a pedir solito.

Para que ustedes, Papi y Mami, no salgan corriendo por cosas que carecen de importancia, o se asusten por pavaditas de todos los días.

Para que sepan, antes de que aparezcan, cuáles son las cosas graves que pueden pasarme.

Y muchas cosas más que ustedes, viejitos, ni se imaginan...

¿Vieron que, de todo esto, yo sé más que ustedes?


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